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¿Qué tienen en común los ángeles y los animales? La palabra ángel significa “mensajero”; en ese sentido podemos decir que los animales son ángeles que que nos traen el mensaje de vivir en el momento presente.

Un ángel, en el sentido en que usamos este término aquí, no es necesariamente un ser celestial. Todo mensajero que nos despierta a una vida más plena y a nuestro verdadero ser, es un ángel. La palabra griega angelos significa “mensajero”. En este sentido, todos nos hemos encontrado con ángeles. Ellos vienen a nosotros bajo las apariencias más insospechadas. Quizás no seamos conscientes de ello inmediatamente, pero su mensaje siempre nos habla de la gratitud.

Ciertamente que nos sentimos agradecidos hacia quien nos regala una sonrisa en un día de lluvia, o hacia quien nos da la moneda que nos falta cuando vamos a tomar el bus. Y por supuesto, sentimos gratitud también por los animales. No solo por un perro lazarillo, sino también por un gato ronroneando en la falda, por los gorriones que cantan bajo el alero, o por los antílopes que vemos solo en fotos. Cada uno de ellos nos trae un mensaje de alegría.

Nuestro enfoque aquí no es simplemente en el dar gracias, sino en la gratitud. Los animales nos enseñan la gratitud, que es el arte de vivir en el momento presente. Los humanos solemos estar divididos entre aferrarnos al pasado y lanzarnos hacia el futuro, dejando así muy poca atención para disfrutar del presente. Los animales, por el contrario, están siempre plenamente presentes. A través de su aceptación incondicional de cada momento, muchas veces nos ayudan a volver al presente.

Cuando los humanos aprendemos a estar plenamente presentes a cada momento, entonces llegamos a ser ángeles. No son las alas las que hacen a un ángel, sino el mensaje de una presencia valiente y una creativa aceptación del momento, sea lo que fuere que el momento nos depara: “¡No temas!”