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Cariño maternal

El cariño maternal es una cualidad presente en cada uno de nosotros, hombre o mujer, más allá de nuestra edad o circunstancias. Cultivémoslo hacia nosotros mismos y hacia los demás.


Después de que mi hermana muriera de cáncer empecé a sufrir de insomnio. Comencé entonces a hablar más tiempo con mi madre, ya sea por teléfono o en mis visitas a su casa de Palm Springs. “Vas a estar bien, ya va a pasar”, me repetía mi madre una y otra vez. Y el solo oír sus palabras tranquilizadoras me daba consuelo.

¿Podemos ser madres atentas y amorosas para con nosotros mismos, para poder así ser madres cariñosas con los demás?

El cariño maternal es una fuente de apoyo a cualquier edad, y tiene muchas formas. Yo lo siento en mi esposo, cuando cepilla mi abundante cabello castaño o hace panqueques de arándanos para el desayuno. Lo encuentro en una amiga, que me escucha mientras compartimos un largo almuerzo de ensalada César. El elogio de un maestro es cariño maternal. La paciencia de un médico es cariño maternal. Una peluquera que me lava el cabello es cariño maternal. Una vecina que me da limones de su huerta es cariño maternal.

El cariño maternal es una cualidad presente en cada uno de nosotros, hombre o mujer, más allá de la edad que tengamos o de las circunstancias de nuestra vida. El sentirnos tocados por ese impulso o sentimiento puede darnos un gran consuelo. Lo encontramos en un tono de voz, en un leve contacto, en palabras, en el silencio. Y lo encontramos en nosotros mismos, cuando estamos solos con nuestra madre interior, siempre dispuesta a amarnos, apoyarnos y cuidarnos.

Cuando recibimos una buena dosis de cariño maternal nos sentimos mirados, escuchados y sostenidos. Somos capaces de notar que el apoyo se puede encontrar en las formas más simples, a través de una cálida sonrisa, un suave toque, una palabra de aliento o simplemente escuchando. Podemos llenar nuestros corazones de gratitud por todo lo que recibimos, por las muchas muestras de cariño maternal que nos bendicen a diario.

¿Cómo podemos ser madres atentas y amorosas para con nosotros mismos, para poder así ser madres cariñosas con los demás? Podemos tomarnos tiempo para escucharnos, darnos aliento, mirarnos al espejo y sonreírnos con benevolencia. Confiar en que si nos dedicamos a nosotros mismos, eso nos permitirá dedicarnos también a los demás.

Cultivar el consuelo del cariño maternal

El consuelo es un albergue, una manta tibia, un refugio. Afortunadamente no necesitamos hacer nada extraordinario para dar alivio y consuelo, porque es algo que ya existe en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor. El consuelo verdadero se puede encontrar en el contexto de la vida diaria. Es una gracia. Simplemente necesitamos abrir los brazos y recibirlo. Simplemente necesitamos abrir los brazos y ofrecerlo.

El cariño maternal es algo que todos necesitamos, no importa la edad. ¿Podemos extender nuestra noción de cómo y dónde experimentar el cariño maternal? Cuidarnos a nosotros mismos puede ser una forma generosa de cariño maternal. ¿Podemos encontrar formas de apoyo para ofrecernos el amor y la paciencia que necesitamos en este momento? Quizás necesitemos ofrecernos confianza en nosotros mismos, o darnos permiso para ir más lento, o tomarnos tiempo para estar en silencio y escuchar lo que se encuentra en lo más profundo de nuestro corazón.

Colette Lafia


Colette Lafia vive en San Francisco (Estados Unidos). Es escritora y guía espiritual, autora de “Consuelo y alegría: sencillas formas de cuidar de nosotros mismos y de los demás”, distinguido como uno de los mejores libros de espiritualidad del año 2008. Puedes visitar su blog (en inglés) aquí.

Artículo reproducido con permiso de Gratefulness.org


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