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La humanidad es potencia

Sergio Bergman

La humanidad tiene potencial para el bien común. Para lograrlo no basta un acuerdo sobre lo que es el bien común, sino llevarlo a la acción. Solo en la acción podemos reflejar el plan divino.


En mi amplitud, que no es renuncia a mi autenticidad ni a mi verdad sino potencia para la expansión de la conciencia universal, el espacio donde todos juntos estaremos, el hacer para devenir humanos.

El lugar de la diferencia será como nosotros lo representemos, lo nombremos, lo simbolicemos, lo afirmemos; entonces, bienvenida esa diferencia en la medida en que conduce a una unidad en la diversidad.

Esta unidad requiere redefinir el bien común. Los valores, denunciados o anunciados, son ideas conceptuales, traducidos espiritualmente en prácticas. Suponer que si acordamos en los valores, resolveremos el bien común, es ingenuo.

Todos estamos dotados de potencial para desplegarnos y develarnos como humanos. Si traducimos la promesa en proyecto, tendremos humanidad.

El bien se hace común en el nivel de las acciones, porque la convergencia, la unión, como sociedad, como comunidad, como humanidad, es en la acción. Si los valores se traducen en la praxis existencial de los seres humanos, analicemos esas prácticas, y deduzcamos —no discutamos— desde qué valores hemos partido para llegar al bien común.

Como lo común es la acción, todos estamos dotados de potencial para desplegarnos y develarnos como humanos. Es un despliegue, un pliego a desdoblar, a abrir. Tenemos la promesa de ser humanos; somos mamíferos sofisticados con carga potencial de desplegar nuestra humanidad. Si no traducimos la promesa en proyecto, seremos promesa; si traducimos la promesa en proyecto, tendremos humanidad.

Cuán humanos nos hacemos

Los atributos que los creyentes ponemos en lo humano, los tomamos de lo divino. Decimos que Di-s es misericordioso, en la medida en que cada uno actúe de manera misericordiosa. Si Di-s es misericordioso, se hace presente a través de la misericordia que cada uno ofrece. Sostener que cada cual es artífice de la manifestación y de la revelación de Di-s a través de tu misericordia, es una posición diferente de la postura pasiva contemplativa de preguntarnos dónde está la misericordia de Di-s en este mundo.

Proponemos enunciar que Di-s está en la búsqueda del hombre en lugar de que el hombre tenga a Di-s, como un seguro. Si algo anda mal, ya Di-s lo arreglará. Subamos la apuesta: asumamos que los hombres nos preguntamos por los hombres, algunos en nombre de Di-s, otros en nombre de lo que prefieran elegir, una interpelación humana entre los humanos para saber cuán humanos nos hacemos.

Sergio Bergman


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Reflexiones:

  1. REPLY
    Gregory Santamaría dice:

    Excelente reflexión

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