Estamos tan acostumbrados a “hacer” cosas constantemente, que cuando no podemos hacer nada nos frustramos. Necesitamos por tanto cultivar la virtud del ocio, que no es holgazanería, sino darle sentido a lo que hacemos, “poner ser en nuestro hacer”.
Con el aumento del automatismo y las jubilaciones tempranas, muchos sienten la amenaza de perder el propósito en sus vidas. De hecho, todos nos podríamos preguntar qué haríamos si de repente desaparecieran todas las cosas con las que usualmente nos mantenemos ocupados. ¿No constituiría este hecho una seria crisis de identidad para todos nosotros? Debemos enfrentar este problema porque nuestro viaje espiritual nos recuerda que antes que nada somos llamados a “ser” y no a “hacer”. Por supuesto que lo que hacemos es importante para todos nosotros. Sin embargo, hay veces en las que no podemos hacer nada, cuando se nos obliga a estar inactivos: cuando estamos atrapados en el tráfico, cuando estamos esperando en el consultorio del doctor, en el aeropuerto o en la estación de trenes; o cuando somos viejos y enfermos y simplemente esperamos la muerte. Cuando se nos obliga a esta inactividad, se nos obliga a ser receptivos, pero como no hemos aprendido a ser receptivos, nos frustramos. Sin embargo, nuestras vidas deben estar formadas tanto de receptividad como de actividad. Esta es la raíz del tema que abordo acerca del trabajo y el ocio.
Hay un intercambio en todos los niveles de la vida. Empezamos la vida inhalando y la terminamos exhalando. Entre estos dos momentos seguimos el mismo ritmo de inhalar y exhalar. El corazón sigue un ritmo similar, recibiendo sangre y después bombeándola hacia afuera. Una persona que sólo vive en constante actividad es como alguien que sólo espira, o como un corazón que sólo bombea hacia afuera. Ese sería un tipo de vida extraño, si es que fuera posible.
Sin embargo, no debemos suponer que la actividad-pasividad, productividad-receptividad, dar-tomar representen una dicotomía de trabajo y ocio. La pasividad no es lo mismo que el ocio, ni tampoco la receptividad es una mera aceptación. El ocio no es lo contrario de la actividad, productividad o trabajo, sino que es el justo equilibrio entre dar y tomar, entre trabajar y descansar y, por lo tanto, se puede lograr tanto en el trabajo como en el descanso. La inactividad sin ocio y, por supuesto, el trabajo sin ocio son quizás mucho más comunes, pero sí existe un “trabajo ocioso” y un “esparcimiento ocioso”.
Es desconcertante pensar cómo nos involucramos en tantas actividades que tienen un propósito pero poco sentido. Es precisamente la actitud del ocio la que le da un sentido al trabajo.
Es desconcertante pensar cómo nos involucramos en tantas actividades que tienen un propósito pero poco sentido. Es precisamente la actitud del ocio la que le da un sentido al trabajo.
Aún así, la pregunta continúa: ¿qué es el ocio? Debido a que es el equilibrio entre trabajo y descanso, es lo opuesto a la holgazanería porque, de hecho, es la base con la que comienza y crece toda buena actividad. Podemos decir que el ocio es el principio de todas las virtudes, en el sentido de que es una actitud interna de apertura y confianza. Sus características son “tomar las cosas con calma” en lugar de “mantenerse ocupado”; “permitir que las cosas sucedan” en lugar de “tener las cosas bajo control”. Para esto es necesaria la confianza, porque sólo podemos dejar que sucedan las cosas si creemos que las cosas saldrán bien, que los eventos, las circunstancias, las cosas y las situaciones vienen de una fuente que solo quiere el bien. Podemos abrir nuestras manos y recibir estas cosas sin el miedo insistente de que son trampas. La diferencia entre la apertura interna y una cierta exigencia nerviosa es la diferencia entre una mano abierta y un puño apretado.
Reflexiones:-
¡Basta, por favor!6 marzo, 2024 Para comprometernos a vivir agradecidos5 febrero, 2024 El sentido del tiempo7 enero, 2024 Lágrimas cósmicas19 diciembre, 2023 Esperanza: apertura a la sorpresa30 noviembre, 2023
eliss dice:
25 marzo, 2018a las18:20Gracias infinitas… este escrito ha llegado en un momento clave donde se me dice cual es mi proposito…tiene que ver con el ocio. Yo que pensaba en un proposito mas alevado jajajajaja siempre descontenta e ignorante…No se nada esa es la verdad. Gracias por ayudarme a entender y abrir mi mente humana aveces todavia un tanto disfuncional…Gracias muy agradecida
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