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Una estrella, un deseo

David Steindl-Rast

Si vemos dificultades y tensiones a nivel mundial… podemos verlas como los dolores de parto que preceden al nacimiento de un mundo mejor. Son los deseos que el hermano David nos expresa en su carta de Navidad. ¡Que el Niño que trae la paz nazca en nosotros!


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Queridos amigos:

En noches claras de invierno aquí en los Alpes austríacos, nunca me canso de mirar hacia el cielo resplandeciente. Bajo la inmensa cúpula de estrellas que forman una bóveda sobre mí, un extraño anhelo aprieta mi corazón. No puedo definir bien lo que deseo, pero me hace sentir cerca de nuestros ancestros, quienes a través de los tiempos solían estar así, mirando a las estrellas. Deben haber sentido el mismo anhelo, que encendía en sus corazones imágenes de esperanza, esperanza por un niño prometido, el Niño señalado por una Estrella, cuyo nacimiento marcaría la llegada de una nueva era y traería paz al mundo. El Gran Misterio brillaría visiblemente en ese niño, el misterio de la vida, de nuestra propia inescrutable vida humana.

Sí, a través de los tiempos hemos anhelado ver el nacimiento de un niño que nos muestre lo que significa ser plenamente humanos. Y todavía seguimos esforzándonos para ver hecho realidad ese sueño de nuestro más profundo anhelo colectivo. Quiero pensar que los terribles vaivenes que estamos sufriendo en la actualidad son dolores de parto. Si una nueva humanidad está por nacer, los dolores de parto son inevitables.

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La semana pasada un amigo tomó esta foto de Bagda, de dieciséis años, con su hijo Asil, refugiados sirios en un campo libanés. A los ojos brillantes de su madre, el bebé Asil es obviamente un Niño Estrella. ¿Y quién sabe? El niño destinado a liderar pacíficamente a los lobos y los corderos de nuestra sociedad puede nacer en cualquier lugar justo en este momento, tal como ya ha nacido antes, y más de una vez: el bebé Shiva, el bebé Buda, el niño en el pesebre de Belén. Este nacimiento nos ayudaría solamente si tiene lugar dentro de cada uno de nosotros. ¿Pero cómo? Si dentro de nosotros nace una confianza en la vida como la de un niño, una confianza que venza al miedo.

Que en cada uno de nosotros nazca este Niño Estrella que vence al miedo. Esto es lo que deseo de corazón, mientras pasamos a través de la oscuridad hacia la creciente luz de un nuevo año.

Tu hermano David


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