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Alegato a lo inútil

Jose Chamorro

Un llamado a volver nuestra atención a aquello que no tiene precio, y que define lo profundamente humano.



En medio del utilitarismo que hemos normalizado, perdidos tantas veces en un mundo complejo donde la economía hace tiempo que dejó de ser un medio para convertirse ya no solo en un fin sino en un dios idolatrado, es necesario elevar en alguna ocasión la voz a modo de alegato a lo inútil.

Decía Machado que «solo un necio confunde valor y precio» y considero esta una característica inconfundible que define nuestra civilización occidental. Nosotros, según se puede constatar, no estamos siendo tan sabios como aquellos que nos precedieron y que afirmaban sentencias como la que acabo de enunciar o como esta otra, dicha por boca de Heráclito: «los asnos elegirían la paja antes que el oro». Esto es, lo fundamental, lo esencial, o lo que tal vez hasta no pueda mercantilizarse: una escucha atenta, una palabra desinteresada, una mirada comprensiva, un abrazo confortable, un silencio respetuoso…

Elijamos lo esencial, o lo que tal vez hasta no pueda mercantilizarse: una escucha atenta, una palabra desinteresada, una mirada comprensiva, un abrazo confortable, un silencio respetuoso…

Hay una humildad vital esencial, contracultural, que espera más que corre, que escucha más que habla, que aprende más que enseña: actitud que nos erige y madura. Recoge el Talmud, otro de los libros de sabiduría que como humanidad atesoramos, que “tenemos dos oídos y una sola boca para recordar que debemos escuchar el doble y hablar la mitad”.

Hay una verdad fundamental que trasciende el tiempo y la cultura y que siempre se hace aliento a poco que le demos cabida en nuestro interior. Esta verdad moviliza nuestro vivir en otra dirección logrando resaltar el verdadero valor por encima de la inutilidad aparente. Reconocer lo sencillo, eso que al ojo interesado y rapaz no asombra, tiene que ver con rescatar lo esencial, el agua sin la cual la sed nos mataría.

Todas las crisis esconden las oportunidades necesarias para poder emprender un nuevo rumbo y acrisolar, purificar, aquello que mantiene la fractura interior entre lo que cada cual desea y lo que es. Ruptura que exteriorizamos fuera generando estructuras de muerte que asfixian hasta las intenciones más nobles desde las que vieron la luz. Hay que volver, una y otra vez, a recuperar el sentido que sostiene nuestro caminar y que descubre, irremediablemente, los valores inútiles que son y serán irrenunciables y que definen lo profundamente humano.

Jose Chamorro


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Reflexiones:

  1. REPLY
    María Millimaci dice:

    Preciosas y justas palabras

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