Reconocer nuestra dependencia
La autofirmación lleva necesariamente a la autosuficiencia. El evangelio de hoy nos invita a reconocer nuestra indigencia para así sabernos necesitados de Dios y de los demás: “Depender, en su última dimensión, es simple y radicalmente saberse y aceptarse finitud, es saber que no somos la fuente de nuestra propia vida sino simplemente su manar”.
La sonrisa interior
Fabiana Fondevila nos invita a despertar a esos momentos en que nos conectamos con nuestro ser más profundo, en el que todos somos uno. “El gozo de la sonrisa interior tiene el sabor de lo compartido, de lo inmenso, de lo universal. Sus raíces van tan hondo que tocan algo de lo imperecedero: llamémosle misterio, gracia, amor”.
Es hora de actuar
El pasado domingo 21 de setiembre cientos de miles de personas alrededor del mundo marcharon exigiendo al poder político una respuesta urgente al problema del cambio climático. La mayor concentración tuvo lugar en la ciudad de New York, donde marcharon más de 300.000 personas, dos días antes de la cumbre que en esa ciudad organizó la ONU para tratar el tema del cambio climático.
Generosidad en abundancia
Un pasaje del Evangelio que puede resultarnos difícil de aceptar si estamos acostumbrados a nuestros cálculos humanos: “El escándalo aquí no es la ausencia de justicia; es la abundancia de generosidad… la diferencia entre un Dios que regala y un hombre que calcula; entre el contrato y la solidaridad, entre el pago y el don”.
Cine para el alma
Luego de la extraordinaria recepción de la primera edición realizada el año pasado, Anima Film Fest regresa con un renovado contenido y películas de gran excelencia. Este festival busca a través del cine difundir valores y estimular la reflexión individual y colectiva que transforme la mirada cotidiana, apostando así a mejorar nuestra calidad de vida.
El abrazo divino
El triunfo de la cruz no consiste en la propia realización (ni aun tratándose de la propia realización espiritual), sino en el olvido de sí para abrazar el dolor de los demás. “Jesús nos da la oportunidad de amar, de ir más allá de nosotros mismos, ir hasta el final de nuestros límites, dar el salto del sacrificio, el abrazo de la cruz”.
Una comunidad de perdón
Estamos llamados a formar una comunidad de perdón: “El perdón, antes de ser una palabra, un gesto, es un continente: es una comunidad. Una comunidad que nos extiende su mano, no una comunidad que nos señala con el dedo; una comunidad donde sentimos, donde nos hacen sentir, que no somos acusados sino invitados al perdón”.