El hermano David habla de los tres pasos para lograr una vida agradecida: detenernos, mirar y actuar. Primera de las charlas brindadas en la Patagonia argentina en 2014.
Toda persona tarde o temprano se enfrenta con los grandes interrogantes de la vida: ¿Por qué? ¿Qué? ¿Cómo? La primer pregunta, el ¿por qué?, nos conduce al Silencio del cual provienen todas las cosas.
La pregunta ¿Qué? nos conduce a la Palabra, entendida como toda persona, cosa o situación ante las cuales nos encontramos y que nos “habla”. La pregunta ¿Cómo? nos conduce al Amor, ya que el amor es la respuesta acertada al cómo actuar.
Fe, esperanza y amor conducen a una vida plena. La fe es la confianza ante el misterio de la vida, y la esperanza es la apertura a las sorpresas que la vida nos depara.
Lo opuesto al amor no es el odio sino la indiferencia, de la que provienen muchos de los males del mundo. El vivir agradecidos implica vivir en el amor, es decir, vivir nuestra pertenencia común con todos los seres del planeta.
El Ser es una realidad universal, que se manifiesta en innumerables individuos. Quedamos reducidos a nuestro ego cuando olvidamos ese, nuestro verdadero Ser universal, y creemos que solo somos nuestra individualidad particular.