Hoy se cumplen 50 años de la llegada del hombre a la luna, acontecimiento que nos habla de la energía del ser humano para superar sus propios límites en pos de crear un mundo distinto.
La cercanía de la Navidad nos invita a descubrir la voz divina que nos invita a la paz, aún en medio de los conflictos y tensiones mundiales de los que somos testigos.
¿Por qué siempre hay luna llena en Pascua? Dado que la Pascua primera tuvo lugar durante el plenilunio, se estableció la fecha de su conmemoración no siguiendo el tiempo del calendario sino el movimiento de los astros.
No hay mayor satisfacción que lograr las metas soñadas, y no hay mayor dolor que el que causan los sueños truncos… Por eso, “el deseo más ardiente es, cuando hemos fracasado en la realización de nuestros sueños, que nos sea permitido hacerlo por segunda vez”.
Por sus características, la vid, y el vino que se obtiene de ella, encierran un simbolismo muy rico y profundo. Todas las bondades que el vino nos brinda en el plano emocional y físico son imagen de la renovación espiritual.
Al llegar el fin de año, nos hacemos más sensibles respecto del misterio de nuestra existencia. ¿Cómo hallar la felicidad en medio de esta tensión entre lo permanente y lo pasajero?
“Es posible ser feliz más allá de ser rico o pobre, de llorar o reír, de tener poder o carecer de él… porque la felicidad consiste en mirar la vida con ojos de milagro, con esos ojos creyentes que descubren una invisible presencia por encima de toda experiencia”.
¡Effetá! ¡Ábrete!, dice Jesús en el evangelio al sordomudo. Qué oportuno es este pasaje hoy, ante un mundo que necesita abrir los oídos para escuchar el clamor de los refugiados.
“Cada amigo es una esfera especial de emociones, intereses, búsquedas, experiencias, sensibilidades y recuerdos. Cada uno nos lleva a un mundo en el que somos más nosotros mismos”.
Cuando somos incomprendidos, ignorados o no correspondidos, nos abordan sentimientos de depresión, desconfianza y resentimiento. El consejo de Jesús de “sacudir el polvo de los pies” puede referirse a limpiar el alma de esos sentimientos.