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El futuro de la educación

Compartimos un breve resumen de las conferencias brindadas la semana pasada en Córdoba y Buenos Aires, Argentina, en el marco de nuestro programa Educando a Nuestro Futuro.



La verdadera educación es la que nos hace ser mejores seres humanos, benevolentes y compasivos.

Los pasados 27 y 28 de noviembre en las ciudades de Córdoba y Buenos Aires (Argentina) expertos internacionales brindaron una serie de conferencias en el marco del programa Educando a Nuestro Futuro, una iniciativa de Vivir Agradecidos que desea contribuir a la transformación del sistema educativo. A continuación ofrecemos un breve resumen de cada una de las presentaciones.

 

Patricia Jennings: Educación para la paz

Tanto educadores como pensadores en general han señalado la importancia de una educación de calidad para construir un mundo en paz. Esto requiere el cultivo de ambientes escolares saludables, donde los alumnos se sientan apoyados y animados a progresar. Sin embargo, las crecientes demandas que el sistema educativo impone sobre los docentes han dado lugar a altos niveles de estrés y agotamiento, lo que representa un obstáculo a su compromiso con la enseñanza y a su capacidad para ayudar a sus alumnos. ¿Cómo podemos preparar mejor a los docentes para estas demandas, para que así nuestros alumnos puedan prosperar? Basándose en múltiples investigaciones desarrolladas durante varios años, Patricia Jennings demuestra que los enfoques basados en la atención plena y la compasión tienen el potencial de transformar nuestras escuelas en espacios seguros, pacíficos y acogedores, donde nuestros niños y adolescentes pueden desarrollarse plenamente como personas.

 

Lorena Llobenes: Promover el autoconocimiento en el aula

La psicoeducación acerca de cómo funciona nuestro cerebro es muy importante para generar el autoconocimiento y la sabiduría necesaria que nos permita comprender mejor lo que significa ser humano. Somos una especie evolucionada y convivimos con un cerebro complejo, diseñado para sobrevivir. Debemos comprender la importancia de entrenar nuestra mente para cultivar cualidades que permitan el florecimiento humano. Necesitamos reconocer cómo funcionamos, comprender nuestros mecanismos, para así soltar amarras y abrir la mente y el corazón.

La educación basada en la información no es suficiente. Vivimos en culturas competitivas y narcisistas, por lo que la psicoeducación es absolutamente necesaria. Necesitamos conocer cómo funciona nuestro cerebro. Nuestra mente es una “multi mente”: podemos generar ansiedad, avaricia, ira, tribalismo, pero también somos capaces de crear paz, ecuanimidad, compromiso, perdón, justicia, equidad.

“Aquella educación que se conforme con la eficiencia puede generar una gran amenaza a la sociedad. El criminal más peligroso puede estar dotado de una gran capacidad de razonamiento pero sin moral. La inteligencia sola no es suficiente. Necesitamos inteligencia más carácter”. -Martin Luther King, jr.

Tania Singer: entrenar la empatía y la compasión

Nuestro mundo moderno, incluyendo el sistema educativo, está marcado por el aumento de las enfermedades socio-emocionales y aquellas relacionadas con el estrés. El campo de la neurociencia contemplativa ha desarrollado recientemente programas de entrenamiento mental que mejoran las habilidades sociales y la resiliencia, y enseñan cómo enfrentar mejor el estrés y la complejidad de nuestros tiempos. Necesitamos una educación que no solo entrene las habilidades semánticas, lógicas o deportivas, sino que sobre todo entrene la capacidad de regular las emociones, de interactuar en la sociedad, de ser empáticos y compasivos. Competencias sociales y emocionales como la compasión, la empatía y la solidaridad no se pueden buscar en internet: deben ser entrenadas desde la experiencia.

 

Alexander Laszlo: Ecosistemas de aprendizaje

El concepto de un ecosistema de aprendizaje no es nada nuevo. En varios foros educativos en diferentes partes del mundo se habla de la necesidad de crear contextos que fomentan la interdependencia y propician un aprendizaje enfocado en el ser relacional. En términos que utiliza el monje budista zen Thich Nhat Hanh, son contextos que sirven como “viveros” para el surgimiento de un “inter-ser” a la vez individual y grupal. Las tribus Xhosa y Zulu del África del Sur lo llaman “ubuntu”: somos personas gracias a otras personas; solos no podemos ser plenamente humanos. Necesitamos desarrollar capacidades como “jardineros” para cultivar estos tipos de ecosistemas en contextos educativos.

Ubuntu: “Yo soy porque nosotros somos”.


 

Christian Plebst: La práctica del asombro

La vida y estar vivo es extraordinario e inexplicable. Nos habita una fuerza vital que no es únicamente comprensible a través de explicaciones mecánicas sobre cómo late el corazón o cómo ingresa oxígeno a nuestros pulmones. La sabiduría del “aprender a vivir” de las grandes tradiciones espirituales está íntimamente relacionada con despertar los sentidos y facultades que nos permiten “ver” y sentir lo inexplicable y lo misterioso; sentir aquello que agrega sentido, propósito y una poderosa energía a nuestro diario vivir. Despertar y desarrollar estas “nuevas” facultades para “ver” los procesos vitales y la vida misma mientras sucede para habitarla plenamente, es terreno del asombro y la belleza. En la actualidad, el desarrollo de estas capacidades está pasando a integrar el centro y el eje de las propuestas educativas del siglo XXI. La era actual nos sorprende con una creciente concordancia entre espiritualidad y neurociencias. Lo que las antiguas tradiciones sostienen desde hace siglos, hoy las neurociencias lo van convalidando a través del método científico, y desde allí hace su ingreso a la educación (Inteligencia Emocional, Inteligencia Espiritual, Atención Plena, Mindfulness, etc.). Lo interesante es que esto no está sucediendo como una “moda”, sino inicialmente por demanda y necesidad… pero quizás, más naturalmente, como nuestro próximo salto evolutivo.

“Llegará el día en que, después de aprovechar el espacio, los vientos, las mareas y la gravedad, aprovecharemos la energía del amor. Y ese día, por segunda vez en la historia del mundo, habremos descubierto el fuego”. -Pierre Teilhard de Chardin

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