La dimensión de la tristeza

La tristeza no pasa desapercibida. Es necesario prestarle atención como ingrediente necesario del crecimiento humano.

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La tristeza se ubica en un continuo, con un extremo saludable y otro patológico; desde el afecto existencial, propio de cada persona, hasta el síntoma de los cuadros depresivos. Sin embargo, esta dimensión de la tristeza tiene varias aristas como las puntas de una estrella: dolor, nostalgia, aflicción, goce, inutilidad, ruina, carga para los demás, pérdida, posibilidad de cambios. Ha sido considerada en la antigüedad como el debilitamiento de las fuerzas morales, significado que aún sigue vigente y que provoca la reacción de los demás y la culpa de quien la sufre por no poder controlar esta expresión afectiva.
La tristeza no pasa desapercibida: la sentimos en el mundo interno y en la energía del cuerpo, en la motivación y en la lucha indoblegable por continuar con nuestra vida. Excepto en casos patológicos, el psiquismo se adapta a convivir con este sentimiento desagradable, muchas veces justificado por las condiciones externas, con poco tiempo para pensar qué nos pasa, porqué estamos así, qué podemos hacer para volver al estado de bienestar. Pareciera que la responsabilidad sobre nuestra vida quedara suspendida en pos de cumplir con las metas y exigencias propuestas. Será necesario entonces un cambio, volver sobre nosotros mismos y descubrir que no podemos ser ajenos al crecimiento personal, que nos compete en toda nuestra dimensión humana.


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Fecha

16 septiembre
¡Caducado!

Hora

18:00

Temas

Emociones
Walter Ghedin

Facilitador

Walter Ghedin

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