Detenernos – El primer paso a la gratitud


“Si no detenemos la rutina diaria, pasamos por alto el momento presente. Nuestra mente suele estar preocupada por el futuro o atada al pasado, y así perdemos de vista el ahora. Por eso necesitamos detenernos para poder apreciar lo que se nos brinda a cada momento”

Este es el primer volumen de una colección basada en los pasos que propone el hermano David Steindl-Rast para lograr una vida más agradecida: Detenernos – Mirar – Responder.

En cada volumen se ofrecen textos breves del hermano David que terminan con una consigna, y acompañados por poemas de diversos autores que hacen eco de lo expresado y ayudan a la reflexión.

En este primer volumen, los textos nos invitan a detener la rutina diaria y ser así más conscientes del regalo que el momento presente significa. Es el primer paso para una vida más plena.

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Nunca comenzaremos a estar agradecidos si no despertamos. ¿Despertar a qué? A la sorpresa. Mientras nada nos sorprenda, caminaremos por la vida como dormidos. Necesitamos practicar el despertarnos a la sorpresa. Sugiero esta pregunta como una especie de despertador: “¿No es esto sorprendente?” “¡Sí, ciertamente!” será la respuesta correcta, sin importar cuándo ni dónde ni bajo qué circunstancias uno se hace esta pregunta. Porque en definitiva, ¿acaso no es sorprendente sólo el hecho de que exista algo en vez de nada? Por lo menos dos veces al día preguntémonos: “¿No es esto sorprendente?”, y pronto estaremos más abierto a sorprendernos con el mundo en que vivimos.

La sorpresa puede sacudirnos lo suficiente como para despertarnos y así dejar de tomar todo descontado. Sin embargo, puede suceder que no nos guste para nada esa sorpresa. “¿Cómo puedo estar agradecido por algo así?”, podemos gemir en medio de una calamidad repentina. ¿Por qué reaccionamos así? Porque no nos damos cuenta del don que nos es dado en esta situación concreta: la oportunidad.

Casi siempre encontraremos que esa situación nos ofrece una oportunidad de disfrutar: disfrutar de los sonidos, los olores, los sabores, las texturas y los colores; y con una mayor alegría descubriremos el disfrute de la amistad, la bondad, la paciencia, la fidelidad, la honestidad y de todos aquellos dones que ablandan nuestro corazón como una cálida lluvia de primavera. Cuanto más practicamos la atención a las innumerables oportunidades de simplemente disfrutar, se nos hará más fácil reconocer a las experiencias difíciles o dolorosas como oportunidades, como dones. Pero mientras que la atención a las oportunidades escondidas en los hechos y circunstancias de la vida diaria es la esencia de la gratitud, la atención por sí sola no es suficiente. ¿De qué sirve estar atento a una oportunidad, si no nos beneficiamos con ella? Nuestro agradecimiento se demuestra con la prontitud con que respondemos a la oportunidad.

(Tomado de uno de los textos del libro).