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Vivir agradecida: para aplaudirla de pie

Virginia Gawel

A sus 86 años, Eugenia Tonski vive, según sus palabras, “en el paraíso” luego de haber pasado por el infierno del maltrato y la humillación. Un ejemplo de resiliencia, un canto a la vida.


Eugenia Tonski

¡Miren qué bella señora! Quién diría que anda por los 86 y medio. Allí está, sonriente y feliz, a punto de partir hacia Café Vinilo, en Buenos Aires, donde cantó y recitó como invitada especial en seis recitales durante el año pasado. El público la aplaudió de pie.

A ella, que cuando era pequeña la arrodillaban a cadenazos, a palazos, a insultos… el público la aplaudió de pie. A ella, cuya madrastra la despreciaba y su padre la humillaba… el público la aplaudió de pie. A ella, que recibió abandono, orfandad, trabajo infantil, falta de instrucción, de amor, de cobijo… el público la aplaudió de pie. Y yo te aplaudo de pie, mami, porque te hiciste a vos misma, y eso que hiciste con vos misma te salió aún más hermoso que tus mandalas y tus budines.

Uno no es el resultado desgraciado de todas las carencias de la infancia. Uno es el resultado de lo que decida amasar con el barro que le ha tocado.

Te aplaudo de pie porque viniste a enseñarnos que la Psicología estaba en parte equivocada: uno no es el resultado desgraciado de todas las carencias de la infancia. Uno es el resultado de lo que decida amasar con el barro que le ha tocado. Y vos, -alfarera de lo invisible- hiciste un recipiente. Un recipiente del que los humanos, los animales, las plantas… todos se llevan un poquito de Amor… pero siempre tenés más para dar, como el Jesús que multiplicaba los peces y los panes.

Bravo, Eugenia Tonski, por tu inteligencia espiritual. Mientras tejés escarpines para gente grande, regalás pasteles a la gene del barrio y tenés siempre una palabra amable para el que llega a tu casa atribulado, aprendemos de vos la grandeza. Que sigamos de tu mano, caminando con regocijo. Y que ensayemos todos para el próximo recital esa preciosa canción que elegiste: “Amar amando”. Porque sólo amando se aprende a amar. Y vos en eso lograste maestría.

En el Budismo hay una bella palabra que denota “felicidad suprema, contento vital y sagrado”: Ananda. Creo que Eugenia (que se declara agraciadamente represenante de su nombre, “Bien Nacida”) vive en estado de Ananda. Vive en estado de gratitud. Pero ella no lo sabe. Lo derrama, entonces, por donde va. Lo saben quienes la conocen y quienes no. Lo saben los perros del barrio, y los pájaros que eligen sus árboles para anidar.

Que bello que ella no sepa de su maestría. Qué bello que ella crea que el mundo es solamente hermoso porque lo hermosea con su bondad. Gracias, mami, por estar aún ahora hamacándome en tu canto, como cuando éramos campesinos en mi niñez. Seguimos siendo aquéllos: amamos, amando.

Virginia Gawel

P/D: Quien quiera conocer algo más sobre Eugenia:




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Reflexiones:

  1. REPLY
    MARTHA LUCIA ESPINOSA dice:

    Que manera tan inteligente de habitar, felicidades mujeres de Dios!!
    Martha.

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