Plegarias para el despertar


“Las oraciones de este libro hablan de despertar en un doble sentido: despertar por la mañana, y despertar a nuestro interior, volviéndonos alertas y atentos a todo lo que la vida significa. Estas Plegarias para el despertar son mis propias plegarias. Yo mismo las he rezado, y ahora las pongo por escrito para quienes, como yo, quieren que cada nuevo día sea un buen día. Nadie está solo ante el Gran Misterio, aquella Realidad tan íntimamente familiar y a la vez inexplicable que atrae la aguja de la brújula del corazón humano.”

Este libro es una invitación a elevar una plegaria de agradecimiento cada mañana, y un llamado a despertar a una vida más atenta al mundo que nos rodea. Utilizando palabras sueltas como disparadores para cada oración (“música”, “colores”, “sufrimiento”, etc.), Br. David nos invita a abrir nuestros ojos a lo bello, lo fascinante… pero también a lo complejo, lo incomprensible del misterio de la Vida. Solo estando plenamente despiertos podremos gozar plenamente del bien y buscar respuestas al mal.

Br. David eleva estas plegarias al “Misterio Último, Fuente de Vida”, invitando a todos a conectarnos con lo Trascendente, más allá de identificarlo como “Dios” o no. El despertar implica también tomar conciencia de nuestra unidad como humanidad, por encima de las diferencias religiosas. Como dice Br. David, hoy necesitamos urgentemente dos cosas: oraciones que todos podamos rezar juntos, y un gran despertar juntos.

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Algunas plegarias que componen este libro:

Colores

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! Regalo tuyo son mis ojos; regalo tuyo son los colores que veo: colores que me llaman con una leve, insinuante voz por la mañana, con voz potente al mediodía, y con voces de júbilo al atardecer. Cada color tiene una tonalidad única. En el tono de cada color, escucho tu voz hablar un lenguaje que nadie podría traducir en palabras. Al escuchar hoy la voz de los colores, dame un corazón atento, especialmente hacia las suaves tonalidades de colores que mi corazón puede entender, aún sin poder ponerles nombre. Que ellos me enseñen la reverencia hacia todo aquello que es in-nombrable, como Tú. Amén.

Hambre mundial

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! Al practicar una forma más atenta de mirar el mundo, mi gozo agradecido aumenta, pero aumenta también mi desaliento, porque veo realidades a las que hasta ahora no había prestado atención: millones de hermanos míos son ciegos, y de estos ciegos, millones son niños. La causa principal de la ceguera es el hambre y la desnutrición. ¡Terrible (casi desespero): lo que en el mundo se gasta en tres días en armamento bastaría para erradicar el hambre a nivel mundial! En este día, voy a compartir estas estadísticas con al menos una persona, y preguntarle: “¿No hay nada que podamos hacer?” Las preguntas pueden despertarnos, como el ¡splash! de una piedra arrojada al agua. Estas preguntas pueden despertar círculos expansivos en la sociedad, como ondas cada vez más grandes en el agua. En lugar de perder las esperanzas, voy a hacer preguntas. Amén.

Don de sí

¡Tú, Misterio Último, Fuente de mi Vida, Océano hacia el cual todo fluye! La brisa matutina que acaricia mi frente, orejas y mejillas es tu don. Esta corriente de aire no tiene un fin ni un propósito: simplemente fluye. Su fluir es pura donación de sí. Esto es lo que quisiera que fuera mi vida toda. ¿Acaso no es así como Tú quieres que yo viva? Independientemente de lo que yo haga, mi vida pasa. No quiero dejar que se me escurra como el agua a través de la grieta de un recipiente. Quiero que mi vida fluya plenamente, y contagiar con alegría mis ganas de vivir a todos aquellos con quienes me encuentre en este día, a través de todo lo que hago. Amén.