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El dolor derriba todas las barreras

hugo-100x78Reflexiones sobre el evangelio del domingo. Es el dolor lo que derriba todas las barreras: el dolor nos iguala como seres humanos; el dolor humano trae a Dios al mundo. “Jesús se pasa del otro lado, el dolor muestra ser más fuerte que el derecho, la misericordia que el pecado, lo del otro que lo propio”.


cananea

Evangelio según san Mateo (15, 21-28)
Jesús partió y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: «¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: «Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos». Jesús respondió: «Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel». Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!». Jesús le dijo: «No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros». Ella respondió: « ¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!». Entonces Jesús le dijo: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!». Y en ese momento su hija quedó curada.

Jesús sabe que Dios eligió a Israel,
conoce y es parte de ese pueblo elegido,
de los depositarios de la salvación.
Jesús es judío y lo judío es lo igual a él;
pero ante lo igual estamos reflejados,
no entregados.

Y en medio de su camino irrumpe una mujer,
mujer y pagana,
dos categorías que no bastarían para detener el caminar de un rabino.

Mujer y pagana: lo otro. Lo diferente.
Lo que no vemos porque no se nos parece,
porque no nos refleja.

¿Qué puede haber de común entre esta mujer y Jesús?
¿Una pagana y un judío? ¿Un humano y un Dios?

“Sufrimiento, superioridad del hombre sobre Dios;
fue precisa la encarnación –dice Simone weil-
para que esa superioridad no resultara escandalosa”.

La mujer lo sabe, lo sabe por ser humana:
el dolor.
El dolor humano que el hombre sufre porque también lo causa.
El dolor divino que sufre Dios como lo sufren los inocentes:
no causándolo sino padeciéndolo.

Es la experiencia del sufrimiento la que introduce el universo en el cuerpo,
la historia en la sangre.

Y la mujer parece saberlo: “Señor, ten compasión”.
La mujer no habla de ley,
habla de misericordia, habla de compasión.

Si padecer es sufrir lo que viene a mí,
lo que sin hacer padezco,
compasión es ser la pasión de otro,
cargar con él.

Misericordia es tener corazón por la miseria,
son las entrañas de Dios:
su dolor por nuestro dolor, su sentirnos en él.

La mujer, mujer y madre, lo sabe:
“ten compasión de mí”;
es decir: ponte en mi lugar, sentí mi dolor,
sé en mi herida, haz tuya mi carne viva.

La mujer sabe que si Jesús siente su dolor hará de ese dolor el suyo,
del extranjero el cercano,
de lo diferente lo propio.

Es el dolor, el que asumimos haciéndolo propio,
el que derriba las barreras entre elegidos y excluidos,
entre el derecho, la ley o la moral y la compasión.

El dolor parece expandir hasta al mismísimo Dios:
la mujer insiste, clama y reclama,
y ese clamor hace tambalear el plan de Dios:
parece ser ella la que introduce al extranjero,
a lo otro, en el corazón mismo de la salvación.

Y es como si desde ese momento,
el momento donde cae la separación,
donde el dolor reúne toda la finitud de la tierra,
que Jesús se pasa del otro lado,
que el dolor muestra ser más fuerte que el derecho,
la misericordia que el pecado,
la debilidad que el poder,
lo del otro que lo propio.

Es en ese momento que la misericordia, y no lo sensacional,
muestra ser un milagro.

Desde ese momento el dolor, la súplica,
la exposición de la necesidad,
será el pasaporte para entrar al pueblo de los elegidos,
al corazón misericordioso de Dios.

Fue para responder al dolor humano que Dios salió de sí,
que se encarnó, se hizo uno de nosotros,
se vacío de su divinidad.

Es saliendo de uno mismo que entramos en Dios;
es sintiendo el dolor del necesitado que sentimos lo que siente Dios.


Hugo Mujica estudió Bellas Artes, Filosofía, Antropología Filosófica y Teología. Tiene publicados más de veinte libros y numerosas antologías personales editadas en quince países; alguno de sus libros han sido publicados en inglés, francés, italiano, griego, portugués, búlgaro y esloveno.

www.hugomujica.com.ar

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