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Embajadores de la Vida

David Steindl-Rast

El pasado 15 de marzo, el equipo de Vivir Agradecidos se reunió en una Jornada de Planeamiento con el objetivo de idear proyectos para el año en curso. En este marco, Br. David se conectó por videollamada desde Austria para brindarnos sus reflexiones y responder preguntas. Compartimos a continuación un breve extracto de su mensaje. ¡Esperamos que ustedes también sientan el llamado a ser Embajadores de la Vida!


La vida nos ha dado a cada uno de nosotros una misión. Somos embajadores de la vida. Hemos sido enviados a llevar el mensaje de la vida al mundo.

Ser embajadores de la vida implica tres pasos. El primero y más importante es confiar en la vida. Una y otra vez, nuestra confianza en la vida se ve desafiada, en nuestra vida personal y también en lo que ocurre a nivel mundial. Por eso, una y otra vez debemos renovar nuestra confianza en la vida.

Esta confianza en la vida requiere paciencia. Imaginemos a un niño que tiene un pequeño huerto y cultiva en él zanahorias. Como no puede esperar, está constantemente arrancando las plantas para ver si las zanahorias ya han crecido. Esta impaciencia no lo lleva a ninguna parte. Confiar en la vida significa confiar en su proceso, aún cuando no lo veamos.

Si confiamos en la vida, tendremos reverencia por la vida: honraremos la vida en cada persona con la que nos encontramos. Pero no sólo la vida humana; hemos de honrar todas las formas de vida: se trata de mostrar reverencia por los animales, por las plantas, por todo el universo.

Podemos mostrar nuestra reverencia por la vida dando pequeños pasos. En mi vida personal, veo que es típico en mí no dar grandes pasos, sino pequeños. Por ejemplo, en el monasterio cada día apago entre 30 y 40 bombillas. Alguien dirá que eso no mitiga la crisis energética; sin embargo, es mi manera de hacer lo que puedo. No puedo hacer nada a gran escala, pero sí puedo llevar a cabo estos pequeños gestos.

Esas son las dos primeras formas de ser embajadores de la vida: confiar en la vida y honrar la vida. Y la tercera es la gratitud hacia la vida y hacia sus dones. Si llevamos a la práctica estos tres gestos, seremos portadores de vida en nuestro tiempo.


Te invitamos a compartir tus reflexiones: