Las vacaciones son una buena ocasión para detener la carrera frenética a la que nos somete el reloj para anclarnos en el Ahora. Br. David afirma que “lo que nos llena de alegría profunda y duradera es encontrarnos a gusto donde realmente estamos, totalmente vivos y presentes en el Ahora”.
La celebración navideña (y toda celebración) cobra sentido cuando se da en comunidad. Br. David nos invita a ser constructores de comunidad, para que así se haga realidad la promesa de la Navidad: “¡Paz en la Tierra!”
Cercanos a las Fiestas de fin de año, compartimos reflexiones de Br. David en torno al gesto de hacer regalos. Cuando despertamos a la realidad de que todo es un regalo, entonces “círculos de conciencia cada vez más amplios hacen que nuestro mundo reviva”.
Con motivo del Día de Acción de Gracias, Br. David envía sus saludos y sus reflexiones en torno a esta celebración. Una invitación a trabajar por la unidad, trascendiendo las diferencias que nos dividen.
El hermano David Steindl-Rast señala la presencia de un único y gran “Tú” que subyace a todas nuestras relaciones humanas. “Cuanto más sensibles seamos a nuestro Tú interior, más íntimamente nos sentiremos conectados con los demás”.
Luego de celebrar su cumpleaños número 96, el hermano David Steindl-Rast envía esta carta desde Austria con sus últimas novedades, entre ellas, una distinción por parte de la Universidad de Salzburgo por su labor interreligiosa.
El 12 de julio el hermano David Steindl-Rast celebra 96 años de vida, y su cumpleaños lo encuentra escribiendo un nuevo libro: “Orientación para una vida plena”. Ofrecemos aquí un adelanto.
Comentando un texto de Kierkegaard, Br. David reflexiona sobre el camino de la cruz, que no es opuesto al gozo: “Una vez que descubrimos que la estrechez es el camino, participamos en la alegría que produce el comprender esta verdad”. Palabras para acompañar nuestro camino hacia la Pascua.
Pronunciadas en 1975, estas palabras tienen hoy aún mayor vigencia. Con ellas, el hermano David cerró un acto en las Naciones Unidas que reunió a líderes espirituales de todo el mundo, entre ellos la Madre Teresa de Calcuta. “El espíritu humano es uno. Silenciosamente, echemos raíces en sus profundidades. Allí reside la única fuente de paz posible”.
El hermano David afirma que para lograr la paz mundial necesitamos cultivar un sentido de pertenencia universal, en el que ya no existe el “nosotros” y “ellos”: todos somos uno.