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Lágrimas cósmicas

David Steindl-Rast

En su mensaje de Navidad, Br. David llama a prestar atención a la sensibilidad que caracteriza a las Fiestas y que muchas veces se expresa en lágrimas. Son “Lágrimas Cósmicas”: lágrimas en las que el dolor y la alegría fluyen juntos.


Queridos familiares y amigos:

Los días son cada vez más cortos. La luz del día invernal se desvanece pronto, mientras observo cómo los pájaros se apresuran a comer las últimas semillas de girasol del comedero. Desde mi silla junto a la ventana puedo disfrutar de sus travesuras durante todo el día, mientras miro por encima del borde de mi computadora. Al caer la noche se marchan, y todo está en calma. Pero sigo contemplando la nevada saboreando el ambiente especial de esta estación, la más oscura del año.

También es la época en que las grandes tradiciones celebran festivales de luz, festivales de esperanza. Pero, ¿son realmente esas celebraciones algo más que un mero destello en la oscuridad? Pienso en el estado de nuestro mundo y me pregunto: ¿no son casi frívolas nuestras formas de apagar las noticias y recrear los rituales familiares anuales? ¿Hay algo más que recuerdos de infancia y sentimentalismo? Yo creo que sí. He encontrado un rasgo redentor que tienen en común nuestras muy diversas formas de celebrar esta época del año: todas ellas son ocasión para lo que mi amigo Anthony Chavez llama “Lágrimas Cósmicas”: lágrimas en las que el dolor y la alegría fluyen juntos.

¿Estamos atentos al despertar de esas lágrimas? Tendemos a pasarlas por alto o a olvidarlas rápidamente, pero son un don extraordinario. Preparan nuestro corazón para dejar que la vida se apodere de nosotros y nos guíe. La mayor parte del tiempo mantenemos las manos rígidas en el timón de nuestra vida. Pero en esos momentos conmovedores en los que la rigidez se funde en lágrimas, la Vida tiene la oportunidad de tomar las riendas. Y la Vida es más sabia que nosotros.

Si cerramos nuestros corazones al dolor del mundo, nuestras celebraciones se vuelven superficiales. Si dejamos que ese dolor abrume nuestra esperanza, nos perdemos en la oscuridad. Las lágrimas en las que el dolor y la alegría fluyen juntos hacen justicia a la vida en su plenitud. En efecto, si estamos perdidos, la Vida conoce el camino de vuelta a casa.

Esto es, entonces, lo que les deseo de todo corazón para estas Fiestas: que presten atención a esas lágrimas especiales cuando brotan. Ellas nos limpian los ojos y nos hacen ver que tiene sentido confiar en la Vida y confiar los unos en los otros. Que esta visión nos guíe a lo largo del 2024.



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