Un poema para honrar la estación que comienza, y para acompañar con consciencia y corazón lo que nos propone.
Y a la medianoche
bullen sueños antiguos:
ansias de tambor,
sed de fuego.
Ganas de danzar como planetas,
orbitando la negrura,
hasta que el furor
hasta que el sudor
apague el miedo.
Arden los leños.
Arden las voces
en el silencio.
El frío cumple su promesa.
El fuego es nuestro.
Fabiana Fondevila
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