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La miel de los días

Fabiana Fondevila

Llega el verano y florecen los tilos. Con renovado asombro, Fabiana Fondevila comparte un poema, “un rito anual de gratitud que nunca alcanza, pero quizás sí”.


Yo espero
tú esperas
ellas esperan.

Bajo las moreras
las torcazas
tiñen sus grises
de púrpura.
Los colibríes
enhebran
madreselvas:
flor con flor
con flor
en un solo
suspiro.

Yo espero,
tú esperas,
ellas esperan.

En las ramas altas
de la dama
de noche
los celestinos
roban semillas
demasiado grandes
para sus picos.
Los horneros
de la esquina
coronan
un nuevo nido.

Yo espero,
tú esperas,
ellas esperan.

Pasan los lilas
del jacarandá,
los rosas
del lapacho,
las promesas
blancas del
limonero.

Yo espero,
tú esperas.

Una tarde,
a la siesta,
los tilos abren
sus puños
verdes.
Borrachas
de gratitud,
las abejas
beben.

La espera
terminó,
el asombro
comienza.
Nunca dimos
por sentado
que volverían

a espesar
el hálito
del mundo.

Fabiana Fondevila


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