La misión cristiana es “breve como la verdad, despojada como la pobreza, apoyada en su palabra como la esperanza, desnuda de cualquier y todo poder”....
“El seguimiento es la mayor gracia que se nos ofrece, la de un camino que es horizonte, que no termina, que se abre en cada paso, más allá de cualquier aquí”....
Celebramos la presencia divina en el pan, “que nos reúne en la medida en que cada uno se acerca y abre a los otros, en la medida en que cada pan que partimos lo repartimos también con los demás”....
El hombre recibe recibe el Ser, se abre al mundo, y entra en comunión con los demás seres. Así, el ser humano es imagen de la Trinidad, “revelación del hombre, de lo que cada uno de nosotros está llamado a ser”....
“El Espíritu Santo es la posibilidad de que Dios siga siendo para nosotros vida y no memoria, esperanza y no nostalgia, sorpresa y no costumbre, acontecimiento y no repetición”....
La ascensión simboliza el cumplimiento de los deseos más profundos del hombre: “Nuestra corporeidad, la historia hecha huellas en nuestro rostro, la vida cargada en nuestras espaldas, todo eso entrará en el cielo”....
La palabra divina se escucha en el silencio, haciéndose vida cuando la trasmitimos a los demás, especialmente a aquellos que, por no tener voz propia, viven en el siencio....
Amar nos libera porque nos saca del encerrarnos en nosotros mismos. Tememos amar por temor a ser heridos; sin embargo, mayor herida es la soledad de quien no se arriesga a amar....
La noche del volver atrás, del cansancio, de la falta de entrega… y el amanecer del amor: “Aún sin creer, todo hombre sabe que sólo el amor es digno de fe, que sólo el amor encarnado es ya vida, nacimiento y resurrección”....