Sergio Bergman nos invita a pasar de la mera aceptación del otro a la celebración de las diferencias: “Ya no solo te tolero o te acepto: me alegro y festejo porque tu existencia tiene un aporte único e irrepetible para mí”.
El otro
Nos preguntamos quién es el otro. El otro es la manifestación del espíritu creador, que me convoca a integrar su diferencia a la mía, para ya no solo sumar, sino hacer exponencial la capacidad de ambos en el encuentro, que no nos confunde, anula o superpone, sino que nos propone celebrar la diferencia como común unidad de la familia humana, planetaria y cósmica.
Invitar al otro a habitar el hogar de mi ser, sin temer dejar de ser quien soy, ni proponer al otro que se modifique.
Invitar al otro a habitar el hogar de mi ser, sin temer dejar de ser quien soy, ni proponer al otro que se modifique.
Restituir la unidad en esa dimensión interior me permite invitar al otro a habitar el hogar de mi ser, sin temer dejar de ser quien soy, ni proponer al otro que se modifique. Así, la interacción de enriquecimiento en el intercambio será una verdadera celebración del encuentro con lo humano, que expresa lo divino en la diferencia en la que Di-s nos creó. Es en la diferencia del ser donde creamos y recreamos el mundo y nuestra existencia dentro de él, desde el origen y destino de nuestra diferencia en el hacer.
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