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La tarea imposible

¿Cuál es la “tarea imposible” que se nos pide en estos tiempos de pandemia? La respuesta varía de persona a persona. La autora resume la suya en dos simples palabras.



La semana pasada estaba paseando a mi perro mientras escuchaba una charla de uno de mis guías espirituales favoritos. Había en el suelo varios centímetros de nieve recién caída que tenían a mi cachorro de nueve meses locamente feliz. No había nadie alrededor. Y en mis oídos sentía la voz de mi maestro hablando a cientos de kilómetros de distancia.

Como buen tibetano (aunque él no lo es) se ríe con facilidad, y se rio al decir sus primeras palabras: “Me parece que estamos en tiempos infernales”. Después de esto continuó hablando de la naturaleza del infierno tal como está retratada en diferentes mitos, y contó algunas historias de personas a quienes se le asignaron tareas imposibles: por ejemplo Psique, que tuvo que clasificar una gran parva de granos.(1)

Luego preguntó a quienes lo estábamos escuchando: “¿Cuál es tu tarea imposible?” Entendí que el punto era que hay algo para aprender de este tiempo “infernal”. Algo personal, en lo que cada uno de nosotros está llamado a crecer.

Supe mi respuesta al instante. Surgió en las alas de la intuición y se posó en mi corazón en dos simples palabras: “Dejar ir”.

No es la primera vez que me encuentro cara a cara con estas breves pero intimidantes palabras. Me encontré con ellas cuando mi madre estaba muriendo de Alzheimer y yo deseaba hacer todo lo que estuviera a mi alcance para mantenerla viva. Me encontré con ellas cuando, siendo madre primeriza, tuve que afrontar un futuro incierto debido al cambio climático. Me encontré con ellas cuando estaba transitando mi divorcio y deseaba, más que nada, mantener a mi familia unida.

Me di cuenta de cuán verdaderamente maravillosa es la vida. Difícil, dolorosa, irritante y trágica: seguramente todo eso. Pero también hermosa, regeneradora, sorprendente, dulce, prometedora y hecha de amor.

De cara a cosas que no podemos controlar, ¿qué más podemos hacer? Y sin embargo es tremendamente difícil dejar que las cosas sigan su curso porque yo, por lo menos, necesito control, quiero previsibilidad. Quiero proteger a aquellos que amo. Quiero, aunque usualmente no pienso en estos términos, negar la naturaleza de la vida misma: todo cambia y nosotros estamos simplemente de paso. Pero ¿qué pasa si una de las tareas imposibles propias de este tiempo es aprender a soltar? Soltar nuestras ilusiones de controlarlo todo. Despojarnos de las formas erradas de enfocarnos demasiado en las cosas que en su esencia importan tan poco y enfocarnos tan poco en las cosas que realmente importan. Y lo que más me lastima, abandonar la creencia de que si me esfuerzo lo suficiente, puedo proteger a mis hijos de todo daño.

Unos días más tarde le estaba transmitiendo estos pensamientos a una mujer sabia que me preguntó: “Bueno, ¿qué pasa realmente cuando sueltas?”

– “Siento el impulso de caer de rodillas” le contesté.

– “Rendirte” dijo ella.

Sí, rendirme.

Pero entonces, me di cuenta, llega un aparentemente mágico momento de percepción (tan vívido como una caminata por el bosque después de una tormenta de nieve) de cuán verdaderamente maravillosa es la vida. Difícil, dolorosa, irritante y trágica: seguramente todo eso. Pero también hermosa, regeneradora, sorprendente, dulce, prometedora y hecha de amor.

¿Cómo no arrodillarme de agradecimiento por la abundancia de dones recibidos, el don de la vida que me ha sido dada, sin importar el tiempo que tenga?

Puedo hacerlo y lo hago. Y después me levanto y leo las noticias, o pienso en la poca voluntad de mi hijo de comprometerse con el aprendizaje a distancia, o en mis propias preocupaciones por el dinero, y quiero controlarlo todo otra vez.

Es por eso que es una tarea imposible: dejar que las cosas fluyan en medio de una pandemia global, soltar mis prejuicios y mis miedos, y salir al encuentro del dulce néctar del agradecimiento por todo lo que la vida significa. Esta tarea es tan grande, que debo regresar a ella una y otra vez.

Lisa Bennett

(1)
En la mitología griega, Psique fue una bella joven que fue puesta a prueba por los dioses, quienes le encomendaron varias tareas prácticamente imposibles, entre ellas, la de separar una enorme cantidad de granos según su especie (maíz, cebada, mijo, girasol, lentejas, etc.) y en muy poco tiempo. Volver arriba


Lisa Bennett es escritora y estratega en comunicaciones. Ha contribuido en publicaciones de Daniel Goleman (experto en inteligencia emocional) y otros autores.

Artículo reproducido de Gratefulness.org


Reflexiones:

  1. REPLY
    María del Carmen Romero dice:

    La vida se trata de experiencias pero para tenerlas debes ser muy valiente. Atrevete

  2. REPLY
    Marcela Morali dice:

    Leo muchos textos relativos a la salud/bienestar emocional. Y algunos me llegan al alma. La forma en que están escritos, la forma particular en la que dicen…mi momento, seguramente. Hermoso mensaje. Gracias!

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