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Pasión por ser

Virginia Gawel

Una invitación a conservar encendida la llama de la pasión por la vida, más allá de los impedimentos.



Uno de los títulos más bellos para una autobiografía es el que eligió el entrañable Pablo Neruda: “Confieso que he vivido”. Igual de intensa me resuena la que quizás sea la más simple definición de la propia vida que alguien haya hecho: la del sabio, poeta y místico persa Rumi, quien, ya anciano -hacia el año 1200-, la describió así de simple, así de honda: “Ardí, ardí y ardí”. Yo quiero eso para mí, aunque no siempre pueda sostener la llama: a veces es una antorcha flameante, a veces una pequeña candela a la que tengo que cuidar para que no me la apague el viento.

Antes me reprochaba durante los tiempos en que menguaba su ardor; hoy comprendo esas instancias como algo natural de la vida: momentos en los que uno necesita replegarse para cobrar nuevas fuerzas, y está más íntimo que refulgente, más reconcentrado en repararse que en irradiar. Jung le llamaba a esto “regresión al servicio de la progresión”. La llama disminuye su lumbre, pero no se apaga, porque uno ha decidido que, pese a todo, seguirá “ardiendo, y ardiendo, y ardiendo”.

Parte de lo que a veces mengua esa pasión es el cansancio moral: perder fuerza ante la multiplicidad de impedimentos que las situaciones nos imponen. Y quisiera subrayar algo en especial: a veces aquí y allá leemos o escuchamos pensamientos que tienen mucho de facilismo espiritual, partiendo de la idea de que si uno “se conecta” consigo mismo y con lo que realmente vino a hacer a este mundo “el Universo conspirará a nuestro favor”.

De modo que alguien de buena voluntad, apoyado en estos conceptos se lanza a la mar de los eventos confiando en que “nada malo le sucederá” porque algo así como “el Universo” empujará sus velas sin que tenga que remar contra corrientes adversas. Pero pasa que no todo va bien; o peor que eso: que, justamente, para hacer lo que su corazón le demanda esa persona deberá sortear no uno, sino múltiples impedimentos. “¿Estoy haciendo las cosas mal?”, se preguntará. “Si estuviera haciéndolo bien todo debería fluir fácilmente”, se increpará. Pero… ¿y si la realidad no funcionara así?

De nosotros dependerá aprovechar el viento para avivar nuestra llama en vez de permitir que la apague.

El cumplimiento de nuestro despliegue interno fue visto por distintas culturas de la Humanidad como lo que el mitólogo Joseph Campbell sintetizó con el nombre de “El Viaje del Héroe”. El héroe o heroína lo es justamente por eso: porque no deja apagar su llama. Y porque en su corazón intuye que si al vencer obstáculos evoluciona como individuo, con ello estará mejorando al Todo (su entorno más inmediato, su sociedad, su época), abriendo camino, inclusive, para quienes vengan después. Así, su llama se convierte en esas antorchas que se pasa un corredor a otro en las carreras de relevo, para que el Fuego llegue a destino, más allá de quien lo porte. Saber que lo que hacemos no es solo para nosotros sino para el bien común, puede convertir nuestro fuego en una llama votiva, perenne, sean cuales sean los vientos que soplen…

Las historias de las personas más valiosas nos muestran que tuvieron que sobreponerse a fuertes impedimentos. Cuando alguien emprende algo valioso necesita estar preparado para que le acontezcan muchas cosas difíciles: la vida, para la realización de nuestro destino, nos pide esa prueba de madurez psicoespiritual. Saber que podrá haber burlas, escarnio, intentos fallidos, pérdidas económicas, personas en las que confiaremos pero que mostrarán su cara oculta, errores que podrán traer desventuras… Y tal vez, paradójicamente, el impedimento mismo sea el modo en que a veces la Vida “conspire a nuestro favor”. De nosotros dependerá aprovechar el viento para avivar nuestra llama en vez de permitir que la apague. Seguir nuestra vocación será lo que, finalmente, traerá ventura: la de vivir apasionadamente, haciendo arder desde lo invisible la visible antorcha de nuestra acción. ¡Que así sea!

Virginia Gawel


Reflexiones:

  1. REPLY
    Ana Fernández dice:

    No hay palabras! Encuentro dichos en el mensaje simpleza de la lectura que conforta el alma!!! Muchas gracias.

  2. REPLY
    Alicia Hortal dice:

    Que puedo decir que antes no halla dicho, pero no lo puedo evitar! Cada vez que te escucho en un audio, o en una conferencia, o en un texto como en este caso, me maravillo . Me conmoves, me dejas pensando, aprendo nuevas cosas y al mismo tiempo, por momentos me divierto. Es una experiencia muy enriquecedora, por eso muchas gracias Virginia!!!!!!

    • REPLY
      Vicky Fernández dice:

      Hola. Muchas gracias Virginia.
      Excelente reflexión. Leer tus escritos y escucharte es enri-
      quecedor.
      Recuerdo tus conferencias y las de otras personas en el Centro de Psicología Trans-
      personal de Barrio Norte.
      Saludos cordiales.

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