En este libro, la autora propone prácticas para restaurar las cualidades del corazón que nos ayudan a ver, apreciar y celebrar lo sagrado en los sucesos de cada día y en la vida misma.
En este libro, Fabiana Fondevila ofrece un mapa imaginario de nueve estaciones. En cada una, nos esperan prácticas para explorar dimensiones esenciales de la vida. Todas nacen de la misma intuición: si el misterio existe, está presente en todas partes; si el amor es nuestra verdadera naturaleza, no tenemos que salir a buscarlo sino aprender a hacer silencio y dejarlo aflorar.
El mapa del asombro nos invita a ir por donde nunca fuimos, a retomar donde dejamos, o simplemente a reavivar la alegría de estar aquí, compartiendo el recorrido. No hay un premio al final del camino; el premio es cada paso. Y en esto consiste: despabilar la mirada, despertar los oídos, respirar hondo, enloquecer de amor por el mundo pródigo y salvaje. Y, como piratas de buen corazón, devolver el tesoro en cuya búsqueda partimos.
Compartimos a continuación el prólogo del libro, escrito por el hermano David Steindl-Rast, y la introducción, que nos invita a emprender este viaje hacia lo sagrado.
Breves palabras para quienes se saltean prólogos
¿Notaste alguna vez que diferentes libros requieren diferentes formas de moverse a través de ellos? Hay libros para peatones y libros para velocistas. Hay libros que te hacen caminar lentamente a través de ellos, como si estuvieras paseando por un parque. Otros quieren que simplemente te balancees en una hamaca imaginaria, incluso mientras los estás leyendo en el subte en hora pico.
Donde vive el asombro es un libro para bailarines. Si te gusta bailar, bailarás a través de sus páginas y si necesitás aprender a leer bailando, no podrías encontrar un instructor más talentoso que Fabiana Fondevila.
En el torrente de desencanto en el que hoy vivimos, un libro que nos ayuda a descubrir dónde vive el asombro nos ofrece un salvavidas.
—Hermano David Steindl-Rast
Como el mejor de los maestros, esta autora enseña jugando. Casi sin darte cuenta, te llevarás ideas valiosas de psicólogos, antropólogos, biólogos y otros maestros, y te encontrarás con grandes poetas. Pero el proceso de aprendizaje será diferente del que conociste en la escuela. Esta vez, redescubrirás el arte del juego serio. Este es un arte que dominamos de niños y del que, por desgracia, las escuelas nos privaron a la mayoría de nosotros. Incluso si tuvimos la mejor de las educaciones, el dicho se sostiene: “La infancia es demasiado corta para convertirnos en el niño que estamos destinados a ser”.
Pero no es demasiado tarde. Cada ritual ofrece a nuestro niño interior una forma de juego con propósito y significado, y este libro nos enseña cómo convertir las acciones simples de la vida diaria en rituales. En la medida en la que adquirimos el arte de celebrar cada momento de esta manera, aprendemos a extraer el significado más profundo de la vida.
Cuando comiences a leer este libro, preparate para realizar un viaje diferente de cualquier otro que hayas realizado. En este viaje no caminarás, ni cabalgarás, ni volarás; bailarás. El asombro nos hace bailar, bailar como en una boda —la boda sagrada entre nuestro ánimus, que asciende a los reinos de la razón, y nuestra ánima, que desciende a los sentimientos—. Con un paso, explorarás los ejercicios que pueden llegar a ser, para vos, la parte más disfrutable y transformadora del libro.
“Estamos pereciendo por falta de asombro” escribió G. K. Chesterton. Pero no necesitamos perecer. En el torrente de desencanto en el que hoy vivimos, un libro que nos ayuda a descubrir dónde vive el asombro nos ofrece un salvavidas.
Hermano David Steindl-Rast
Introducción
Tenía unos ocho años. Mis padres habían comprado un terreno en las afueras de Buenos Aires, en una zona que alguien alguna vez bautizó, con más romanticismo que sentido de la realidad, “Las colinas”. Íbamos todos los fines de semana, salvo tormenta, a plantar árboles y verduras, cavar acequias a pico y pala y jugar a que teníamos un hogar allí, en la naturaleza.
Apenas mi papá estacionaba el Renault sobre la huella de pasto, mis hermanos y yo nos colgábamos de la tranquera como quien se arroja a los brazos del amado. La tranquera se abría… ¡y salíamos a la carrera! No recuerdo hasta dónde llegaban mis hermanos, pero yo corría hasta quedar sin aliento, casi siempre poco antes de arribar al alambrado opuesto.
El aroma a pasto y tierra seca, los yuyos altos que me rozaban la nariz y el espacio que se abría en todas las direcciones —más espacio del que una chica de departamento había visto jamás— me provocaban una borrachera de alegría que duraba toda la tarde, el viaje de vuelta y hasta que se hacía la hora de ir al colegio.
Nunca hubo una casa en ese terreno, como soñó mi padre (nunca modesto para los sueños, en verdad vislumbraba cinco: una en el centro, para su vejez junto a mi madre; cuatro alrededor para nosotros, los hijos). No hubo casa, pero sí hubo zapallos, melones, sandías, un sendero de eucaliptos, un galpón de cemento, una manguera eterna. Y para mí, una huella en el alma a la que volvería décadas más tarde, a buscar respuestas a preguntas que ya entonces empezaban a insinuarse: interrogantes de parentesco profundo, de la naturaleza del vínculo con el mundo, de pertenencia.
Originalmente, “lo sagrado” era lo que ocurría dentro de la iglesia y “lo profano”, lo que transcurría fuera de ese umbral. En la visión que propongo en estas páginas nada queda, en verdad, fuera de la órbita de lo sagrado, porque no se trata de un lugar ni de un objeto, sino de una forma de mirar y sentir el mundo.
Reflexiones:-
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Helen dice:
2 diciembre, 2020a las11:11Que hermoso, gracias por dejar salir del corazón lo que allí ha fecundado y ha logrado descubrir el misterio de lo sencillo. Gracias, gracias, gracias.
María del Carmen dice:
15 noviembre, 2018a las18:04Trataré de encontrarlo. Gracias por el adelanto!
carmen dice:
11 julio, 2018a las14:25Hermoso lo que leí recien del principio de este libro!!!!!¡Me emocionó mucho!!! Repito:HERMOSO!!
Lirito del Valle dice:
8 julio, 2018a las10:35Me encanta. Siento vibrar el alma mia y lo sagrado de cada instante palpita en mi mas fuertemente con cada linea q voy leyendo. Gracias
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