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Mensaje de Navidad de Br. David

La celebración navideña (y toda celebración) cobra sentido cuando se da en comunidad. Br. David nos invita a ser constructores de comunidad, para que así se haga realidad la promesa de la Navidad: “¡Paz en la Tierra!”


Mis queridos familiares y amigos,

Este año he viajado a Argentina antes que otros años, por lo que celebraré la Navidad en pleno verano. Como todos los años, me conmueven profundamente las conocidas melodías de Adviento del Libro de las Horas, pero al levantar la vista, en lugar de pinos cubiertos de nieve, veo el damasco frente a mi ventana y me enfrento a la casi desesperada tarea diaria de proteger la madura cosecha de las bandadas de cotorras.

A falta de los adornos habituales de esta época festiva, tengo que centrarme en lo esencial. Para mi sorpresa, este año me he dado cuenta de algo que nunca antes me había llamado la atención: lo importante que es para nosotros celebrarlo con amigos. He notado lo íntimamente unidos que están la comunidad y la celebración.

Incluso cuando celebramos solos, en el fondo nos sentimos conectados con nuestros seres queridos. Nadie puede celebrar aislado. Solo gracias a una comunidad que celebra, la mesa y el altar se vuelven sagrados. Desde que esto me quedó claro, “comunidad” se ha convertido en la palabra clave, este año, para entender la celebración de esta época festiva.

Nada es más urgentemente necesario en nuestro tiempo que recuperar el sentido perdido de comunidad en todos los ámbitos. Solo unidos como comunidad podremos enfrentar los grandes desafíos que tenemos ante nosotros: la superpoblación, la destrucción del medio ambiente, el cambio climático, las divisiones sociales, la corrupción… Pero, ¿cómo podemos, como individuos, empezar a construir la comunidad? Precisamente celebrando juntos.

Por eso les pido, amigos míos, que cuando nos sentemos a la mesa para los festejos navideños, tengamos presentes en el corazón los temas más delicados (los trabajadores inmigrantes, las víctimas de la guerra, los niños que padecen hambre), y que incluso nos atrevamos a mencionarlos. Hablar de ellos en medio de nuestras celebraciones requiere una gran sensibilidad y no siempre será apropiado; queda a juicio de cada uno saber si es correcto hacerlo. Pero siempre que sea posible, preguntémonos unos a otros qué podemos hacer para cerrar una brecha social en algún lugar. A menos que estemos dispuestos a ello, ¿cómo podrá hacerse realidad la promesa de la Navidad, “¡Paz en la Tierra!”? ¿Se hará realidad?

Madre e hijo son el arquetipo de la comunidad, y siguen siendo su modelo. Una madre ve todo lo malo de su hijo como lo que aún no es bueno. Y todos nosotros podemos aprender a mirar el mundo a través de los ojos de una madre. Así, aún sin negar todo el horror que vemos en el mundo, seremos capaces de tratar con creatividad lo que todavía no es bueno. Quizá esas cotorras, reunidas en bandadas, puedan enseñarnos lo que es la comunidad. Quizá podamos aprender también de las abejas y las hormigas, sin perder de vista lo positivo de la libertad individual.

Tan urgente es todo esto que debo arriesgarme a parecer obsesionado con ello. Les ruego que me disculpen. Después de todo, mi mensaje es positivo. En última instancia, se trata de la alegría de celebrar la vida, no superficialmente, sino de verdad, y esto implica celebrar en comunidad. Todos ustedes, a quienes envío este mensaje, pertenecen a mi corazón-comunidad. Les deseo esta alegría para todos los días del 2023 y por muchos años más.

Hermano David

Reflexiones:

  1. REPLY
    Silvia Peñalva dice:

    Gracias Hermano David por estas palabras que nos iluminan el camino

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