En su carta de Navidad, Br. David nos invita a elevar nuestros ojos hacia la belleza, y a levantar la mirada más allá de lo que nos divide para así descubrir las necesidades de quienes nos rodean.

Queridos amigos:

Los textos sagrados de Oriente y Occidente nos exhortan: “¡Elevemos los ojos!”

En esta época de pleno invierno en el hemisferio norte, levantamos nuestros ojos hacia el cielo nocturno estrellado, y su impresionante belleza eleva nuestros corazones llenos de asombro.

Muchas cosas nos agobian en estos días. Por ello, necesitamos elevar los ojos de nuestro corazón hacia la belleza de la naturaleza y del arte, que siguen teniendo el poder de llenarnos de ánimo.

Necesitamos levantar la mirada más allá de lo que nos separa. Solo unidos podremos afrontar nuestras tareas. Una vez que elevemos la mirada, podremos darnos cuenta de las muchas oportunidades de hacer felices a los demás y, al hacer felices a los demás, hallaremos felicidad para nosotros mismos.

Podemos lograrlo con muy poco: con 50 dólares podemos hacer que un niño ciego vea, donando a la Fundación Seva, dedicada a transformar vidas devolviendo la vista.

La valentía y la unidad a la hora de afrontar nuestras tareas compartidas, y la generosidad junto con la felicidad que se desprende de ella, ¿qué mejores regalos podría desear para todos nosotros en el umbral del 2022?

Elevemos entonces nuestros ojos, y busquemos el amanecer del lucero del alba.

Tu hermano David